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AUTOR DE MONUMENTO EN SECOND LIFE
ABU SIMBEL
Los templos de Abu Simbel, descubiertos hace dos siglos por el suizo John Lewis Burckhardt y el italiano Giovanni Battista Belzoni a 290 kilómetros de Asuán, con el objetivo más complejo de salvar al monumento más grandioso esculpido en roca. Se propuso distintos proyectos, como el de aislarlo en una especie de acuario de cristal con ascensores hasta la superficie, pero finalmente Egipto optó por el plan de rescate de la firma de ingenieros suecos Vattenbyggnadsbyran. El gran templo de Ramsés II serían cortados en piezas de un gigantesco rompecabezas y reconstituidos en la cima de la meseta, por encima de la cota máxima que alcanzarán las aguas.
Aquel 1960 arrancó la mayor operación de salvamento arqueológico de todos los tiempos. Con apoyo de Polonia, Italia, Checolovaquia, la URSS, Austria, Francia, Alemania, España, Estados Unidos, los Países Bajos, Gran Bretaña, Suiza, o Finlandia que se sumaron al esfuerzo egipcio por salvar el patrimonio nubio del olvido y de la destrucción.
En noviembre de 1963 se iniciaron los trabajos, con la construcción para proteger los templos del ascenso de las aguas del lago. Tras las operaciones previas de instalar un sistema de drenaje, levantar andamios, instalar unos enormes pasadizos de aluminio para acceder a su interior y recubrir las fachadas con arena y cortinas de hierro para protegerlas de posibles daños, en mayo de 1965 se cortó el primero de los bloques, el «GA1A01», que lógicamente sería uno de los últimos en recuperar su posición en el nuevo emplazamiento. Ingenieros y obreros de cinco países trabajaron en las duras condiciones del lugar para fragmentar con precisión quirúrgica el conjunto de arenisca en 1.036 bloques de entre 7 y 30 toneladas cada uno.
Poderosas grúas trasladaron los bloques hasta su nueva ubicación donde se recompuso con cuidado el puzle, tapando las señales de los cortes con arcillas, pinturas y arenas de tal forma que hoy apenas son perceptibles. Estos trabajos finalizaron en septiembre de 1967.
La última etapa consistió en levantar encima de cada templo unas gigantescas cúpulas capaces de soportar las rocas que recubrirían el conjunto, simulando la obra original aunque algo menores que las primitivas. El 22 de septiembre de 1968 se celebraba con una ceremonia solemne la conclusión del proyecto.
Cuarenta y ocho países, entre ellos España, contribuyeron a la financiación de esta titánica obra que costó 41,7 millones de dólares. Egipto se hizo cargo de la mitad de los gastos.
En agradecimiento Egipto obsequió cuatro templos a los principales paises que participaron: España recibió la donación del templo de Debod que mandó construir el rey meroita Adijalamani a principios del siglo II a.C., los Países Bajos recibieron el de Taffa, el templo de Dendur viajó hasta el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, y Al Ellesyia a Italia.