El puente del Gard es un acueducto situado en el sur de Francia construido por el Imperio romano. El puente se construyó durante el siglo I D. C. y formaba parte del acueducto de Nîmes, una conducción hidráulica por gravedad de 50 kilómetros de longitud que llevaba el agua de un manantial en Uzès a la colonia romana de Nemausus (Nimes)

 

Se encuentra junto al pueblo de Remoulins, en el departamento de Gard.

 

Pont du Gard en francés (idioma original). El río Gard, al que debe su nombre el departamento en el que se encuentra, no existe realmente con este nombre. El río se forma por muchos afluentes, los cuales muchos son llamados Gardon y recibe también el nombre de Gardon.

 

 

El constructor del puente fue Marco Vipsanio Agripa. Descuidado a lo largo del tiempo, el acueducto perdió utilidad hacia el siglo IX, cuando los sedimentos obstaculizaron por completo el paso del agua. Hasta el siglo XVIII, fue empleado como puente para cruzar el rio a pie, pero la construcción de un nuevo puente en 1702 permitio la mejor conservación del Pont du Gard hasta nuestros días.

El acueducto fue construido por los romanos en el siglo primero y se añadió a la lista de UNESCO de patrimonio de la humanidad en 1985. Es el más alto de los puentes acueductos romanos y es el mejor conservado después del de Segovia.

 

 

Los romanos construyeron numerosos acueductos (latínaquaeductūs, sing. aquaeductus) para proporcionar agua a las ciudades y lugares industriales en su imperio. Estos acueductos estaban entre los mayores logros de ingeniería del mundo antiguo y establecieron un estándar no igualado durante más de mil años tras la caída de Roma. Hoy en día muchas ciudades mantienen y usan los antiguos acueductos aunque los canales abiertos han sido, normalmente, reemplazados por tuberías.

La misma ciudad de Roma, por ser la ciudad más grande, tenía la mayor concentración de acueductos, con agua proporcionada por once acueductos construidos a lo largo de un período de quinientos años. Los estudiosos han llegado a predecir el tamaño de la ciudad por su abastecimiento de agua.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Proporcionaban agua potable, numerosos baños y fuentes en la ciudad y, finalmente, se vaciaban en serrerías, donde desempeñaban su última función, la de remover los desperdicios. Los métodos para la construcción fueron bien descritos por Vitruvio en su obra De Architectura, escrita en el siglo I a. C. Su libro fue de gran ayuda para Frontino, un general que fue nombrado, a finales del siglo I, para administrar los muchos acueductos de Roma. Descubrió una clara diferencia entre la toma de agua y la suministrada, que era causada por las tuberías ilegales insertadas en los canales para distraer el agua; dio cuenta al emperador Nerva, en su obra De aquae ductu Urbis Romae (que recoge a los nueve acueductos existentes por aquel entonces) de finales del siglo I, de sus esfuerzos para mejorar y regular el sistema.

 

Un acueducto arrancaba en un sistema de captación del agua. El agua pasaba, de forma controlada, a la conducción desde un depósito de cabecera (caput aquae). La construcción de un acueducto exigía el estudio minucioso del terreno que permitiría escoger el trazado más económico para permitir una pendiente suave y sostenida, sin alargar demasiado el recorrido de la obra. Se usaban canales abiertos (riui) siempre que resultaba posible y únicamente en contadas ocasiones se recurría a la conducción bajo presión.

 

El canal se acomodaba al terreno por distintos procedimientos. Cuando era posible, transcurría sobre el suelo apoyado en un muro (substructio) en el que se practicaban alcantarillas para facilitar el tránsito normal de las aguas de superficie. Si el terreno se elevaba, el canal quedaba enterrado (riuus subterraneus) y formaba una galería subterránea (specus) excavada directamente en la roca o construida dentro de una zanja. Cuando había que vencer una fuerte depresión, se recurría a la construcción de complicados sistemas de arcos (arcuationes) que sostienían el canal y lo mantenían al nivel adecuado.

 

En todo caso, siempre que el agua se destinaba al consumo humano, el canal estaba cubierto por bóvedas, falsas bóvedas, placas de piedra o tégulas.

Según Isabel Rodà, catedrática de Arqueología de la Universidad Autónoma de Barcelona, se construyeron 507 kilómetros de acueductos, de los cuales 434 km eran subterráneos, 15 km de superficie y solo 59 km, es decir, el 12 %, discurría por arquerías.

 

PUENTE DE GARD

Orígenes